lunes, 12 de marzo de 2007

TORRES QUINTERO, MAESTRO Y FUNCIONARIO

Torres Quintero tuvo una acción pedagógica destacada. Como maestro de escuela primaria, adquirió variación e importantes experiencias, gracias a las cuales pudo redactar provechosos y muy leídos artículos: acerca de educación física e higiene, sobre lecciones de cosa y cultura musical, en torno de las prácticas cívicas y morales de la escuela; en fin, referentes a la lengua y literatura españolas, a geografía e historia, aritmética y geometría. Toda su práctica pedagógica concuerda a satisfacción con su doctrina de la enseñanza intuitiva, conforme a la cual hay que partir de las representaciones inmediatas o de ejemplos concretos.
La obra literariopedagógica de Torres Quintero puede dividirse en dos campos:
a) Obras de doctrina y crítica pedagógicas, que comprenden: artículos publicados en las revistas La Educación Moderna (Colima), La Educación contemporánea (Colima), Yucatán Escolar, La enseñanza Primaria (el más importante; en México) y Educación (México); y los libros: Por las Escuelas Norteamericanas (Notas de viaje), Polémica sobre los Métodos de Lectura, Artículos pedagógicos y Carlos A. Carrillo (arreglo en la colaboración con Daniel Delgadillo).
b) Libros Escolares: Método Onomatopéyico de Escritura Lectura, El Lector Infantil Mexicano, El Lector Enciclopédico Mexicano, Una Familia de Héroes, La Patria Mexicana (primero y tercer ciclos), Leyendas Antiguas Mexicanas, Escrituras intuitivas sobre Vegetales útiles, Primer Libro de Recitaciones aplicadas a la Educación, El Primer Año (Método ecléctico para la enseñanza de la cultura), México hacia el fin del Virreinato Español, Antecedentes sociológicos del Pueblo Mexicano.
En la práctica docente recomienda con insistencia la preparación de las clases. El buen maestro no debe nunca presentarse ante sus discípulos sin haber meditado sobre las lecciones del día, sobre su contenido, sobre la manera de hacerse más comprensible. No es preciso que el maestro dé sus lecciones sin apartarse ni un punto de cómo las ha concebido; frecuentemente se verá en la necesidad de variarlas y muchas veces hasta de suprimirlas, sustituyéndolas por otras que se ve precisado a improvisar con cualquier pretexto o circunstancia. Pero eso no destruye en precepto. Como autor didáctico, hábil y prolífico, destacó en los dominios de la historia patria y en la redacción de libros de lecturas. Las ediciones de cada uno de sus libros didácticos son numerosas.
Desde principios de siglo ocupó cargos de funcionario en el Ministerio de Educación, y en ellos colaboró activamente en la mejora de la instrucción pública. Fue confundidor y primer presidente de la Sociedad de Profesores Normalistas de México, fundada el 6 de enero de 1900, y cuya tarea definió en estos términos: “Nuestra sociedad será un centro de estudio y de emulación; jamás añadiremos a él sin haber antes leído una página de nuestros libros favoritos, y tampoco saldremos de él sin una idea nueva, sin una reflexión más, o sin haber fortalecido, corregido o transformado las que ya teníamos”.
“Si es indiscutible la importancia de nuestra sociedad, hagamos votos, mis queridos compañeros, porque siempre sea lo que hemos deseado: un santuario de amor fraternal y un laboratorio científico”.
Muchos e importantes puestos públicos desempeñó Torres Quintero. Una es que obtuvo el título de maestro en Colima, fue encargado de la Escuela Primaria Anexa de Liceo de Varones de Colima (1883). Más tarde estudió, presionado por el Gobierno colimense, en la Escuela Normal de México en donde fue titulado en 1891. Después organizó y dirigió en Colima la escuela modelo “Hidalgo”. En este mismo Estado llegó a ser Inspector general de Instrucción Pública.
En 1898 es llamado a México por su reconocido prestigio. Aquí fue funcionario por muchos años en la Dirección de instrucción Primaria. El ministro licenciado José María Pino Suárez, lo puso al frente de la sección de Instrucción Rudimentaria. En 1916, fue llevado a la Jefatura del Departamento de Educación Pública en el Estado de Yucatán, y en 1919, se le designó Consejero Universitario en el Estado de México. Finalmente, además de haber tenido con éxito sobresaliente cátedras en escuelas normales y preparatorias, se le confirieron muy honrosas comisiones.
Torres Quintero es un ejemplo excepcional de supervivencia científica. Hasta 1923, en que hubo en México ya una suficiente información de la pedagogía activista, como ya se dijo, Torres Quintero supo adaptarse a ella y conciliar con ella su pensamiento pedagógico.

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